jueves, 28 de agosto de 2014

Enfoques, influencias e injerencias en torno al proyecto de las transoceánicas en Bolivia y en la educación



Enfoques, influencias e injerencias en torno al proyecto de las transoceánicas en Bolivia y en la educación

Por Rilda Molina Benavides

            La demanda por la tierra sigue siendo el problema principal, al proponer reflexionar sobre el conflicto de las transoceánicas como una lucha por el territorio antes que problema ambiental, la marcha indígena en Bolivia, en la cual más de 2.000 personas, entre ellos ancianos, hombres, mujeres, niñas y niños partieron desde las tierras bajas del oriente boliviano a la sede de gobierno, cuya consigna principal fue la defensa y el respeto del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en el año 1952 inicia una fuerte campaña de colonización en zonas selváticas de Bolivia situadas en Cochabamba, La Paz, el Beni y Santa Cruz. En el año 1965 se considera por primera vez como área protegida y en 1990 es reconocido como territorio indígena. En dicho parque habitan tres grupos étnicos: los Yuracarés, Mojeños y T´simanes.
Algunos enfoques de la población comparan al MNR de aquellos tiempos que pretendía ofrendar todo a las transnacionales en nombre del desarrollo; con el actual partido de gobierno que veía a esta carretera como el símbolo de progreso y bonanza, con base en cuatro razones que el vicepresidente de Bolivia declaró: “una razón social, una razón histórica, una razón económica y una razón geopolítica” que incluye injerencias de un proyecto latinoamericano de gran envergadura.
La problemática de las transoceánicas en Bolivia toma conciencia general a raíz de los diferentes conflictos entre indígenas, policías y militares; todos ellos utilizados como fichas de ajedrez cada uno por diferentes movimientos políticos, ya que es innegable la injerencia de muchas personas, que se integraron en nombre del ambientalismo  a los reclamos de los indígenas, ya que se sirvieron de una causa realmente importante para meter por debajo su bandera política. El partido de gobierno organizo una consulta de dudosos resultados y por su parte utilizo a policías y militares de la peor  forma; claramente utilizo es el termino que cuesta comprender a la gente puesto que policías y militares cumplen un servicio a la patria, donde la “subordinación y constancia” es parte de su formación e integración a las FFAA (Fuerzas Armadas). No en un afán para usarlo como escudo de sus actos, sino en pos de no categorizar y generalizarlos  como se ve al tildarlos de “Mafias Militares” ya que bajo este enfoque tendríamos que hablar de todo tipo de mafias, en todo ámbito como mafias que se disfrazan de ayuda para manejar a las personas,  esas que no dejan crear un criterio propio, que también siguen bajo las corrientes de antaño, que también son copias del exterior,  las mafias Sociológicas y Sociopolíticas.
A pesar de la significancia simbólica e ideológica que ha tenido para los bolivianos el conflicto del TIPNIS,  sacar a relucir un verdadero aporte educativo es resaltar a verdaderos activistas ambientalistas que defendieron esta reserva ecológica y cultural de nuestro país sin intereses personales, la nueva ley educativa N°070 promueve la integración y los principios éticos por lo cual toda persona que va a redactar versiones con inclinaciones políticas que nuestra juventud va discernir en un futuro, está jugando libremente con sus propios márgenes morales y éticos. Sería mejor promover que en esta situación la unión hizo la fuerza, que el principio de integración y cooperación funciona!!
La moral y los principios son la base de la educación, tal cual se ve en la puesta en escena de “Cementerio de Elefantes” un film nacional donde el alcoholismo y la falta de principios llevan a un sujeto a vender a su propio amigo, para que termine muerto como ofrenda en los pilares de una construcción en honor a la Pachamama. Aprender a conocer nuestros límites morales es un requisito primordial para comenzar a reeducarnos.
Transmitir lo que uno piensa no necesariamente tiene que ser una forma peyorativa hacia el que piensa diferente, no se busca callar a nadie sino enseñar a proferir ideologías de forma adecuada y educada;  la niñez y la juventud debe internalizar la idea de que el poder de las palabras es devastador, pero que por ningún motivo debería ser más fuerte que el poder de nuestros valores, principios,  moral y ética.



Bibliografía
Rivera, Silvia. (2012). Dos carreteras, dos formas de consulta, dos tipos de activista” del MNR a Evo Morales: disyunciones del Estado colonial
Siñani, A. Pérez, E. (2010) “Ley N° 070” La Paz, Bolivia: Ministerio de  Educación. Estado Plurinacional de Bolivia.
           

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